domingo, 27 de julio de 2014

Lohengrin - Acto III

Estamos en la cámara nupcial de Elsa y el caballero, que entran en escena acompañados, oh sorpresa, por una solemne procesión de nobles y noblas, incluyendo al rey, que no se pierde una. Elsa, que para sorprender a todos ha decidido vestir de blanco, llega acompañada de las mujeres y el caballero de los hombres, claro, y todos van entonando la marcha nupcial, mientras el público por lo bajo les acompaña tarareando, que este trozo sí que se lo sabe hasta el gato. Cuando por fin, tras muchos esfuerzos, consiguen echar a todo el mundo y se quedan solos, se dan cuenta de que es la primera vez que están solos desde que se conocieron, y claro, el caballero está que no puede, inflamado de pasión y deseando consumar el matrimonio con su hermosísima y purísima mujercísima.

jueves, 17 de julio de 2014

Lohengrin - Acto II

Estamos en el exterior del palacio de Amberes, en el que se está desarrollando un fiestón de tomo y lomo para celebrar el feliz desenlace del acto primero, y claro, los únicos que no asisten al evento son Ortrud y Telramund, porque después del mal rollo del combate, pues no les apetecía irse de marcha con los demás, así que se han ido por su cuenta y ahora vuelven de un after de lo más tirado al que fueron pensando que había un show de orgía lésbica de alto standing y luego resultó que era un bar de osos de baja estofa, con lo que se vieron obligados a consumir todo tipo de drogas de diseño para superar el disgusto, pero resultó que el que les pasó las pastis era un chungo de mucho cuidado y les sentaron fatal, así que están hechos polvo porque encima ven que los demás están aún de juerga y, claro, les da un bajón horroroso.

martes, 1 de julio de 2014

Lohengrin - Acto I

Si un día cualquiera alguien les dice que les va a contar una historia que comienza cuando los Brabanzones se reúnen para recibir al rey Ricardo el Pajarero, que está todo sobresaltado porque vienen los húngaros, lo más probable es que echen a correr y no paren hasta llegar a la armería más próxima, donde infringirán varias leyes para adquirir armas automáticas con las que masacrar sin piedad a quien les haya intentado meter semejante chapa. Bueno, pues créanlo o no, nuestra historia comienza justo así, pero claro, esto es una ópera y ya sabemos que en una ópera pueden pasar las cosas más estrambóticas sin que nadie mueva una pestaña.